miércoles, 2 de septiembre de 2015

Derechos de los hijos de Dios

HIJOS DE LA CASA —En esta serie estudiamos lo que significa ser un hijo desde dos perspectivas: 1) La familia de Dios, donde todo el que recibe a Jesucristo como Señor viene a ser hijos de Dios;  y 2) La iglesia local, la cual funciona como una familia extendida para quienes participan de ella.

(Por Amith Montaño)

¿Qué es ser un hijo de Dios?
En Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Un hijo o hija de Dios es aquella persona que ha tomado la decisión de confesar a Jesucristo como Señor y Salvador. De modo que que pertenecemos a la familia de Dios, y junto con los deberes, tenemos derechos. Tomemos como referencia el Salmos 23 y veamos algunos de estos:
  1. La protección (v. 4) "No temo peligro alguno porque está a mi lado". Este esun derecho que se le otorga a todo de hijo de casa. En todo buen hogar o familia, el padre se preocupa en darles protección a sus hijos. Ahora cuanto más lo hará nuestro padre celestial. Quién sabe de cuantos peligrosos nos habrá librado y de cuantos más nos librará. El Padre siempre está atento a cada paso que damos para que no nos pase nada malo y manda sus ángeles a protegernos. Aunque a veces como hijos seamos tercos y con ciertas decisiones intentemos salir de su protección Él siempre nos protegerá.


  2. La provisión (v. 1) "El SEÑOR es mi pastor, nada me falta". Tenemos un Padre que está consciente de que tenemos necesidades, y se vale de diversos medios o circunstancias para hacernos llegar lo que necesitamos. Aun hasta las cosas más “insignificantes” son una provisión directa de nuestro Padre. Reconoce que así es. Y si aún no tienes lo que necesitas, pues algo te está queriendo enseñar por medio de esta situación.

  3. La herencia (v. 6) "En la casa del SEÑOR habitaré para siempre". Tal vez aquello por lo que podemos estar más agradecidos con nuestro Padre, es por la herencia eterna a la que tenemos derecho... aún sin merecerlo. Sabemos que cuando muramos a la vida terrenal, tenemos una casa no hecha de manos, sino eterna en los cielos.

  4. La disciplina (v. 4) "Tu vara de pastor me reconforta". Así como en toda familia hay hijos buenos e hijos malos, hijos necios e hijos entendidos, así sucede también en la familia de Dios. Si un hijo tiene que ser disciplinado, no es con el propósito de destruirlo sino para encauzarlo en la senda correcta. Dios, como Padre bueno, nos hace entender primero con advertencias cuando transitamos por malos caminos, pero si aun así no las seguimos, entonces vienen reprensiones más fuertes.

  5. La instrucción (v. 1) "En verdes pastos me hace descansar". El Padre desea que conozcamos la verdad y la pongamos en práctica, nos la enseña por medio de su Palabra. Por tal razón nos la ha revelado para que al meditar en su contenido recordemos sus enseñanzas, y vivamos por ellas. Hay que darle gracias al Padre por sus valiosas enseñanzas. Darle gracias por darnos esas palabras específicas que diariamente sabe que necesitamos y por su instrucción constante. Como hijos aprovechemos la enseñanza diaria que nuestro Padre nos ofrece.

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