miércoles, 9 de septiembre de 2015

El espíritu de orfandad

(Por Lina Gabriela Díaz)

Hay un espíritu de orfandad que está afectando a la iglesia el día de hoy. Un espíritu que nos hace dudar de que somos hijos, parte de la familia. Como consecuencia, encontramos personas dolidas, que no perdonan a sus hermanos, que se dejan de hablarse o saludarse, y que se van de la casa (iglesia local) a otro ante el primer jalón de orejas se van de la casa y no vuelven.

¿Qué factores influyen en nuestra permanencia en casa? Alguno dirá: "Porque me gusta la música",  "Porque venden buena comida", "Porque el pastor es muy chistoso". Esto no es necesariamente malo, pero no debe ser el fundamento por el cual quedarnos en una iglesia.
Uno va y es plantado en un lugar porque el espíritu de orfandad fue quitado y ahora tenemos un Padre, una familia, un hogar.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! —Romanos 8:15 (RV60)
Ser huérfanos es semejante a la esclavitud. Todo lo contrario cuando somos hijos: ¡Somos libres!
Y nuestro comportamiento es diferente.


HONRA A LA CASA 
Honramos y mostramos lealtad a la casa de Dios porque allí está su presencia. Honra es valoración, estima, respeto; no es solo decir cosas bonitas... ¡Es no tratar algo como ordinario o común!
Este pueblo con labios me honra pero su corazón está muy lejos de mí. —Mateo 5:18 RV60
Pregúntate a ti mismo: ¿Honro a mi padre espiritual? ¿Honro la casa de Dios?  ¿Honro a mis hermanos?


CÓMO SURGE LA HONRA
  1. La honra surge cuando desecho el espíritu de orfandad y sé que soy acepto en Jesucristo.
  2. La honra surge en el temor a Dios, cuando lo busco y estoy en intimidad con El (1 Pedro 2:17).
  3. Debemos aprender a honrar a todos por igual a nuestros padres físicos, como los espirituales esto también es un mandamiento del Señor.
  4. Honramos con nuestros bienesEl Señor nos ha dado todo nuestro deber es honrar a Dios del fruto de su bendición. Aplicando esto en nuestras vidas desechamos la miseria y la dependencia al dinero, y a la vez cuidamos de nuestra casa espiritual.
Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.Proverbios 3:9-10 RV60
Aplicando estos puntos de la honra funcionaremos como familia... ¡Como cuerpo!

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Derechos de los hijos de Dios

HIJOS DE LA CASA —En esta serie estudiamos lo que significa ser un hijo desde dos perspectivas: 1) La familia de Dios, donde todo el que recibe a Jesucristo como Señor viene a ser hijos de Dios;  y 2) La iglesia local, la cual funciona como una familia extendida para quienes participan de ella.

(Por Amith Montaño)

¿Qué es ser un hijo de Dios?
En Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Un hijo o hija de Dios es aquella persona que ha tomado la decisión de confesar a Jesucristo como Señor y Salvador. De modo que que pertenecemos a la familia de Dios, y junto con los deberes, tenemos derechos. Tomemos como referencia el Salmos 23 y veamos algunos de estos:
  1. La protección (v. 4) "No temo peligro alguno porque está a mi lado". Este esun derecho que se le otorga a todo de hijo de casa. En todo buen hogar o familia, el padre se preocupa en darles protección a sus hijos. Ahora cuanto más lo hará nuestro padre celestial. Quién sabe de cuantos peligrosos nos habrá librado y de cuantos más nos librará. El Padre siempre está atento a cada paso que damos para que no nos pase nada malo y manda sus ángeles a protegernos. Aunque a veces como hijos seamos tercos y con ciertas decisiones intentemos salir de su protección Él siempre nos protegerá.


  2. La provisión (v. 1) "El SEÑOR es mi pastor, nada me falta". Tenemos un Padre que está consciente de que tenemos necesidades, y se vale de diversos medios o circunstancias para hacernos llegar lo que necesitamos. Aun hasta las cosas más “insignificantes” son una provisión directa de nuestro Padre. Reconoce que así es. Y si aún no tienes lo que necesitas, pues algo te está queriendo enseñar por medio de esta situación.

  3. La herencia (v. 6) "En la casa del SEÑOR habitaré para siempre". Tal vez aquello por lo que podemos estar más agradecidos con nuestro Padre, es por la herencia eterna a la que tenemos derecho... aún sin merecerlo. Sabemos que cuando muramos a la vida terrenal, tenemos una casa no hecha de manos, sino eterna en los cielos.

  4. La disciplina (v. 4) "Tu vara de pastor me reconforta". Así como en toda familia hay hijos buenos e hijos malos, hijos necios e hijos entendidos, así sucede también en la familia de Dios. Si un hijo tiene que ser disciplinado, no es con el propósito de destruirlo sino para encauzarlo en la senda correcta. Dios, como Padre bueno, nos hace entender primero con advertencias cuando transitamos por malos caminos, pero si aun así no las seguimos, entonces vienen reprensiones más fuertes.

  5. La instrucción (v. 1) "En verdes pastos me hace descansar". El Padre desea que conozcamos la verdad y la pongamos en práctica, nos la enseña por medio de su Palabra. Por tal razón nos la ha revelado para que al meditar en su contenido recordemos sus enseñanzas, y vivamos por ellas. Hay que darle gracias al Padre por sus valiosas enseñanzas. Darle gracias por darnos esas palabras específicas que diariamente sabe que necesitamos y por su instrucción constante. Como hijos aprovechemos la enseñanza diaria que nuestro Padre nos ofrece.